Dentro de lo mágico entraría todas las proezas que pueden lograrse con las artes marciales, que no hemos llegada a comprender lógicamente. Pero esto tiene relación con el primer punto: "me contaron que alguien pueda doblar una barra de hierro con su cuello". No se trata de si esto es posible o no, sino que al no haberlo visto generalmente lo exageramos o malinterpretamos.
Esto plantea dos problemas: por un lado el pensamiento mágico de que existen personas favorecidas naturalmente que pueden hacer cualquier cosa, y coherentemente con esta idea que uno no forma parte de ese grupo (¡ya que todavía no me sale bien esa patada!). Aquí es donde entra la idea del límite o, mejor dicho, nuestro límite o límite personal. Generalmente esta fijado por la imagen que tenemos de nosotros mismos. Como profesor escucho a diario: ¡esto no lo puedo hacer!. En parte es cierto. Nadie podrá hacer algo si se cree incapaz de lograrlo. El rol de docente consiste en demostrarle al alumno que está equivocado.
En una primera étapa de desarrollo del artista marcial uno debe "reconocer" su propio límite. Por ejemplo que técnicas podría ejecutar en una situación real. También cuales son nuestras principales falencias.
Con esto presente como punto de partida y bajo la guía del Maestro o profesor, enfocamos nuestra práctica a superar ese límite. Esta es la segunda étapa. No solo más larga, probablemente interminable. Quizás nos ocupe un par de años de practicar una técnica descubrir que no podremos mejorarla o, peor aún, ni siquiera podremos ejecutarla correctamente. Pero descubriremos que en el entrenamiento hemos adquirido nuevas habilidades.
A medida que avanzamos nos acercamos más y más a lograr las cosas que antes soñábamos o creíamos imposibles: en la práctica marcial y en la vida.
Prof. Nahuel Campanari,
A.A.M.T.C.A filial La Plata
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